lunes, 28 de marzo de 2016

CUANDO LA PENA DE MUERTE SE CONVIERTE EN UN MAL NECESARIO

Los cinco magistrados de la Corte de constitucionalidad decidieron abolir la pena capital (suspendida desde el año 2000) por delitos de asesinato en Guatemala en el inicio de la Semana Santa. Esta noticia causó indignación y repudio general en las redes sociales, lo que refleja el nivel de desesperación ciudadana ante la horrorizante escalada de violencia en el País de la Eterna Primavera. El propio vicepresidente Jef Cabrera ha mostrado su desacuerdo y dijo que los mismos huelgueros de la Huelga de Dolores se lo pidieron al presidente Jimmy Morales y pide que se vaya a consulta popular. Por su parte, el presidente ha dejado en claro que si el congreso o las instancias a quienes corresponde la aprueban, él la aplica.

Si bien la pena de muerte por asesinato fue derogada por la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, sigue vigente por parricidio, ejecución extrajudicial, violación calificada, secuestro, tortura, desaparición forzada y magnicidio. No-obstante, el clamor popular es de rechazo a la derogación porque la cifra de asesinatos es alarmante a nivel nacional. Sin ir muy lejos, el sector que más está siendo golpeado por este flagelo es el gremio de pilotos de buses urbanos y extraurbanos, cuando estos se niegan a pagar extorsión a pandilleros. Últimamente los criminales lanzan bombas contra los autobuses y mueren ya no solo los pilotos sino los mismos pasajeros. Por tanto, al derogarse la pena de muerte por asesinato se déjà a la sociedad en manos de pandilleros y gente que no tiene el más mínimo temor de Dios y respeto por la vida.

Quienes defienden la abolición de la pena de muerte argumentan que esta no es la solución. Ellos abogan por programas de prevención y reinserción social, crear fuentes de trabajo, en otras palabras, brindar mejores oportunidades para lograr un mayor nivel de educación. Otros apelan al quinto mandamiento “no matarás” pero entre matar y asesinar hay mucha diferencia. Se puede matar en defensa propia o por accidente pero asesinar es actuar con premeditación alevosía y ventaja. Todo esto es bueno y necesario, pero la situación del momento no déjà otra alternativa, por eso hablamos de un mal necesario. Mientras leía sobre el nivel de descontento, la mayoría de personas decían que los magistrados que andan bien protegidos posiblemente hasta con guardaespaldas o en carros blindados no pueden ver la situación desde la misma perspectiva de la población más vulnerable.

Es un hecho que la pena de muerte por si sola no resuelve la situación. Sin embargo, si va acompañada de mecanismos como los ya mencionados en el párrafo anterior, puede ser mucho más efectiva. Al saber que si comete un crimen de tal naturaleza el delincuente o criminal sabe que se expone a ser ejecutado, lo tendrá que pensar dos veces. Cuando el general Ríos Montt gobernó de facto por diez y ocho meses implantó la pena de muerte por medio de los tribunales de fuero especial. Yo escuché en más de una ocasión aunque fuera en son de broma decir: −Cuidadito con el fuero especial porque vas para el paredón de fusilamiento−Si bien era un gobierno de facto supe de señoras que salían de madrugada de sus trabajos y cuando esperaban el autobús (camioneta) para dirigirse a sus casas y pasaba una radio patrulla, esta se detenía hasta esperar que abordaran el autobús o las encaminaba a la parada.

Como ministro del evangelio de Cristo y pastor evangélico mi filosofía es de apoyo a la vida. Predicó a un Dios de misericordia que es lento para la ira pero amplio en perdonar (Salmo 103:8). Un Dios que su misericordia es más alta que los cielos (Salmo 108:4). Pero también entiendo que Dios mismo es quien establece la pena de muerte: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Genesis 9:6). El método más común en el Antiguo Testamento era la muerte a pedradas. En tiempo del imperio romano era la cruz, en la edad media la guillotina, en tiempos más modernos el ahorcamiento, el fusilamiento, la silla eléctrica y ia inyección letal. En Guatemala hasta hace unas décadas era por fusilamiento pero ahí si yo creo que el impacto es muy fuerte para la población. Los que vivimos ya la tercera edad lo vimos algunas veces en la television y si en verdad que era espeluznante, hay que buscar métodos menos honrosos.

La situación en el mundo lamentablemente cada día va de mal en peor. Cuando se pierde el temor a Dios comenzando por los mismos gobiernos no se puede esperar nada bueno. De hecho el mismo Dios dice en su palabra que en el corazón del hombre solo hay designios de maldad (Génesis 6:5). Estados Unidos es el típico ejemplo: Un país fundado bajo preceptos cristianos, que ha sido exportador del evangelio al mundo, ahora aprueba leyes que atentan contra Dios y su palabra. Sin embargo, los brazos de Cristo están abiertos para todo aquel que a él venga, Guatemala es uno de los países más evangelizados de América Latina y sin embargo la violencia acapara a diario los titulares de prensa. Muchos de quienes vivimos allende nuestras fronteras tuvimos en algún momento que dejar nuestros países a causa de la violencia. Hoy lo vemos con la enorme cantidad de niños que llegan al norte huyendo de ser reclutados por pandilleros en sus países. A Dios gracias las Iglesias hacemos nuestra parte pero la ley debe hacer también la suya, Dios concede a los gobiernos el derecho de aplicar la pena de muerte para casos de extrema envergadura.

De nuevo coincido en que la pena de muerte debe ir acompañada de programas de prevención y reinserción social para persuadir a que otros tengan respeto a la ley y ante todo a Dios. Por otra parte, quienes aplican las leyes deben ser muy cuidadosos agotando todos los recursos para no aplicarla a inocentes o no culpables como ha sucedido ya en ocasiones. En Estados Unidos han sido condenados a muerte o a cadena perpetua personas que nunca cometieron el crimen que se les imputan, algunos han tenido la dicha de que algún juez les reabra el caso y por fin ser liberados después de pasar décadas en prisión o en el pabellón de la muerte. Aunque entablen demandas millonarias y por fin sean indemnizados ninguna cantidad de dinero les puede reivindicar el daño causado.

Finalmente, que Dios illumine a quienes tienen a cargo el legislar y la aplicación de la ley en Guatemala. Me uno a las campañas de oración organizadas por Iglesias cristianas frente al palacio de la cultura o la sede del gobierno. La vida es el don más precioso que Dios nos ha dado y no es justo que alguien nos la arrebate con extrema frialdad. El gobierno está en su derecho de aplicar las leyes más cuando estas son demandadas por la sociedad. La pena de muerte es un mal necesario.





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