sábado, 6 de febrero de 2016

EL AMOR EN SU ESENCIA


El mes de  febrero es conocido como el mes del amor y la amistad. El catorce es el día que en la mayoría de países occidentales se celebra el Día del amor conocido en algunos países como el Día de los enamorados. Es común oír anécdotas de parejas que se conocieron o se dieron el SI en un día como éste y terminaron en el altar. Es un día especial para hablar del amor en su esencia independientemente de lo que cuenta la leyenda acerca del personaje San Valentín que cobra relevancia cada el 14 de febrero. Valentín era un sacerdote del siglo III D.C. que desafió al emperador Romano Claudio II que prohibió los matrimonios entre jóvenes porque más le interesaba disponer del potencial juvenil para la guerra. Valentín fue encarcelado decapitado un 14 de febrero. 
Al hablar del amor en su esencia se habla del  que debe permanecer en todas las áreas de la vida, en todo aquellos que tenga que ver con la relación entre personas. El verdadero amor viene de Dios porque Dios es amor pero es necesario aclarar que no todo amor procede de Dios. Por ejemplo: el amor entre hombre con hombres o mujeres con mujeres no viene de Dios  por ser contra naturaleza. La Biblia abunda en referencias bíblicas que respaldan la postura auténtica cristiana (Génesis 19; Levítico 20:13; Romanos 1:24-32; 1 Corintios 6:10). Eso tampoco quiere decir que Él no ame a los homosexuales ni que no tengan acceso al cielo, si arrepienten y cambian su estilo tienen abiertas las puertas del cielo. Dios ama al pecador pero no aprueba pecado.
 Para tener una mejor perspectiva sobre el tema hablemos de las tres clases de amor que regularmente se habla en las iglesias: El amor eros que tiene que ver con los sentidos, con lo sensual. Eros era el dios que en la mitología griega era venerado como el dios de la fertilidad y de ahí la palabra erotismo. Es la causa de gran cantidad de divorcios y sus terribles consecuencias porque las parejas se dejaron llevar por la lujuria y no por el verdadero amor.  El segundo es el amor filial del griego filos que tiene que ver con lo fraternal. Es el amor humano y como tal limitado. Muchas veces comienza grande pero las circunstancias adversas o de cualquier índole lo hace ir a disminuyendo hasta desaparecer. El tercero es el amor ágape que se traduce como afecto, el incondicional en que a la persona solo le interesa el ser que ama. Es el único que Satanás no puede imitar ni falsificar.
 Ágape es el amor sacrificial, es el que se niega así mismo, el libre de egoísmo que es la principal causa de los males de la sociedad. Es del que Pablo dice: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo propio, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7).  Ágape es el amor de Dios. Es el que perdona, es el que no actúa con malicia, no es revanchista. Es el que perdurará por la eternidad. Pablo dice que se acabaran las lenguas, la profecía, la fe, la esperanza como los dones más populares pero el amor “el amor de Dios” nunca deja de ser (1 Corintios 13:8-13). Todos esos dones son indispensables en la tierra pero en el cielo ya no serán necesarios porque habremos llegado al más alto nivel de la dimensión espiritual como seres transformados, pero el amor nos unirá por la eternidad.

 

 

 

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