sábado, 28 de marzo de 2015

LA ENTRADA TRIUNFAL A JERUSALEN


``Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna`` (Zacarías 9:9).

Esta profecía de Zacarías tuvo cumplimiento con la gloriosa entrada de Jesús a Jerusalén en el día que tradicionalmente se conoce como el ``Domingo de Ramos o Palm Sunday. Fue un acto en donde Jesús a través de su humildad quiso decirle a la gente de su época (como a la de hoy), que él no viene a establecer el tipo de gobierno que los judíos esperaban cansados de la mucha opresión. Habían estado más de 400 años esclavizados en Egipto, llevados por la fuerza a Babilonia en donde debieron estar por 70 y ahora unos 200 bajo el domino de Roma. Esta nación se había apoderado de Israel, en otras palabras: estaban siendo esclavos en su propia tierra.

Sin duda alguna Israel tenía suficientes motivos para esperar la llegada del Mesías prometido. Un Mesías que según ellos tomaría el poder político y militar en pro de su causa expulsando a los invasores. No quisieron entender que el reino que Jesús venía a establecer era en el corazón de los hombres. No obstante, estar claramente profetizado en el Antiguo Testamento porque cambiando el corazón cambia todo el ser integral del hombre.

El evangelista San Lucas en el capítulo 19: 28-42 relata que Jesús recién había salido de Betania, se acercaba a Jerusalén para realizar la obra redentora que el Padre le había encomendado, su muerte vicaria en la cruz.  Ante la inminente cercanía le pidió a dos de sus discípulos  traer un pollino que por su puesto no era suyo. También les advirtió de que si los dueños se oponían, debían decir ``El Señor lo necesita``. Con esta expresión él deja ver la autoridad de Dios sobre nuestros bienes y la disposición que debe de haber en nosotros de suplir lo que la obra de Dios requiere. Todo creyente conocedor de la Palabra de Dios necesita saber que todo cuanto tenemos y poseemos le pertenece a Dios. Que nosotros solamente somos administradores.

Ya Jesús sobre el pollino hace su ingreso a la ciudad seguido de la multitud, lo que se conoce en la Biblia como ``La entrada triunfal``. Era costumbre de los reyes triunfantes entrar a las ciudades montando caballos de gran valor traídos de Egipto como hoy día en limosinas o algo por el estilo. Jesús escogió entrar en un pollino o dicho en lenguaje más sencillo, un burro. Éste es un animal de carga, rustico, considerado el más torpe dentro estos, pero de mucho aguante relegado a las personas más pobres. Con ello Jesús dejó en claro que él no viene en busca de pompa, honores y todo tipo de reconocimientos dignos de un rey.

La actitud y algarabía de la gente es destacada por los cuatro evangelistas. Tendían mantos a su paso y mostraban acciones jubilosas. Mateo y Juan dicen que la gente cortaba ramas y las tendían a su paso. Con esto reconocían las maravillas hechas por él nunca vistas como la resurrección de Lázaro y muchos hechos portentosos.  Hasta revivían el canto de los ángeles el día de su nacimiento diciendo: ``Bendito el que viene en el nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las alturas``.

Jesús que conoce lo más recóndito dentro del ser humano llora por Jerusalén. Sabía que muchas de estas personas unos días después gritarían ante Pilatos: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Ante tan cruda realidad el Señor anuncia los juicios que vendrían sobre ella: ``¡Oh si también tú conocieses a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Más ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán. Te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación``(V:42-44).

Ante el júbilo de sus seguidores los fariseos que abiertamente le rechazaban Jesús les dijo: ``Os digo que si estos callan, las piedras hablarán`` V: 40). Es que el mensaje de Jesús no puede ser callado. Nadie que haya tenido un real encuentro con el Salvador puede omitir el mensaje de libertad. Cuando la gente no resistió a su doctrina y le dejaban, sus discípulos le dijeron: `` ya todos se fueron`` él les preguntó ``¿Queréis iros vosotros también? Pedro exclamó: ``¿A quién iremos Señor? Si sólo tú tienes palabras de vida eterna`` (Juan 6:68)

La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén concluye con la expulsión de los mercaderes que habían hecho del templo prácticamente un centro comercial. Ya no les bastaba con hacer sus ventas en el atrio sino que se instalaban en el interior, enérgicamente les gritó: ``Mi casa, es casa de oración``. Juan dice que vendían palomas, bueyes y ovejas (2:13,14). Al parecer estos últimos los vendían afuera pero si lo hacían con palomas dentro del templo e intercambiaban monedas. El celo por las cosas sagradas especialmente aquellas que han sido consagradas para el servicio de Dios nunca debe de desaparecer en los hijos de Dios hoy cuando el evangelio de Cristo cada día es más secularizado.

Que esta Semana Santa sea para todos un tiempo de reflexión. Hay que reflexionar profundamente sobre el sacrificio de Cristo y sus implicaciones en cada uno de nosotros. ¿Cómo estamos respondiendo al gran amor de Dios que envió a su hijo para que todo aquel que crea en él (y le obedezca) tenga la vida eterna. ¿Qué tanto estamos haciendo para proclamar su evangelio? ¿Qué estamos haciendo del templo hoy día? ¿Cómo entendemos el reino de Dios sobre esta tierra? ¿Estaremos dispuestos a ser cada día más humildes siguiendo el ejemplo de Jesús?

 

 

 

 

 

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