Por fin este 29 de
enero el partido republicano presento su propio proyecto de reforma migratoria
que concede residencia legal pero niega el camino a la ciudadanía para once millones de indocumentados. Para algunos este “gesto” republicano si se le
pudiera llamar así, es un buen principio tomando en cuenta la postura del ala extremista
del partido que por años ha venido hablando solamente de deportación. No
obstante, es bueno aclarar que dentro del mismo partido hay gente mucho más
flexible pero lamentablemente no es mucho lo que ellos pueden hacer. Siempre
se ha sabido que en el tema de inmigración los republicanos han estado
divididos.
Por otra parte quienes abogamos
por la reforma migratoria no dejamos de sentirnos frustrados con el discurso
del presidente Barack Obama sobre el estado de la Unión. En dicho discurso dedicó
únicamente cien palabras sobre el tema. Dijo estar conciente de que ambos
partidos demócratas y republicanos están actuando sobre ello y abogó: “Aprobemos
una reforma migratoria este año”. No se necesita ser un experto o analista
político para pensar en que el presidente pareciera resignarse a que se apruebe
o no ya que en menos de un año estará a la mitad de su mandato.
Para otros el que el presidente
no haya sido demasiado directo obedece a estrategias políticas. Con ello trata de evitar confrontamientos
internos dentro de los republicanos en un año de elecciones para muchos congresistas.
Como quiera que sea, quienes pagan las consecuencias son los once millones de
indocumentados que siguen viviendo un futuro incierto. Lo más decepcionante es
que las deportaciones continúan a gran escala separando familias. Es
indiscutible que de no aprobarse la reforma migratoria, el mayor legado que dejará
el presidente sera el pasar a la
historia como quien deporto a más indocumentados que ningún otro.
La propuesta republicana
de esta semana niega el camino a la ciudadanía pero si la concede a los
dreamers o soñadores. Estos son los hijos de indocumentados que fueron traídos
por sus padres que hayan graduado de secundaria o que esten en proceso de graduar y que no tengan record
delictivo, al parecer esto lo ve el presidente con optimismo. Dice estar dispuesto a aceptarla siempre que
a los padres no se les niegue el derecho a solicitar la ciudadanía cuando haya
transcurrido el tiempo necesario de haber obtenido la residencia o llenen los requisitos. En otras
palabras, se ve que el lenguaje sobre el tema está cambiando. El presidente
dijo: “Los principios se acercan más que antes a los que yo presenté, aunque
hay diferencias y todo va a depender de los detalles”. Al mismo tiempo déjà entrever
que de no lograrse el objetivo podría actuar por medio de medidas ejecutivas las
que se le han venido solicitando desde hace tiempo. Medidas que él ha dicho no
tener la suficiente facultad para tomarlas pero ahora se desmiente. Así que
este año 2014 es crucial para la inmigración indocumentada, muchos creímos que la reforma migratoria
sería aprobada en el 2013 pero no fue así.
Los republicanos
continúan con el argumento de seguridad en las fronteras antes de aprobar la
reforma migratoria. No les vasta el que Obama ha batido record con deportar y separar
familias más que ningún otro presidente. Nunca la frontera había estado más
segura que hoy y ellos lo saben muy bien. Saben también que cerrarla al cien
por ciento es un sueño ilusorio, el presidente ha sido demasiado
condescendiente con ellos pero ya es tiempo que actúe con firmeza. De cualquier
manera el que se hable de legalizar a los dreamers es una muestra de que el tono
antiimigrante está cambiando. Para algunos a eso obedece lo cauteloso del
presidente ya que política hay temas que deben ser tratados con pinsas, pero también, se debe hacer valer la autoridad cuando es necesario. Mientras tanto como
iglesia seguimos orando por el presidente y por todos aquellos que tienen en
sus manos el futuro migratorio de once millones de indocumentados. Confiemos en
que nuestras oraciones y todo el esfuerzo que se haga no es en vano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario