Una
de las mejores noticias que leí durante la penúltima semana de Agosto, con
respecto a mi querida y añorada Guatemala, fue que el presidente General Otto
Pérez Molina declaró a Jesucristo como
el Señor de la nación en el primer desayuno de oración. Digo mejor por la
relevancia de dicha declaración en un país de unos doce millones de habitantes,
con innumerables recursos naturales, como para hacer de un país próspero para
ofrecer a sus habitantes un mejor nivel de vida. Sin embargo, aparte de no
superar el nivel de pobreza debido a la mala distribución de la riqueza, un
problema que pensar en una posible solución sería más utópico que ilusorio; el
mayor problema que el país enfrenta es la violencia.
El
que el propio presidente le de a Jesús el primer lugar en la nación es un motivo
para pensar que aún hay esperanza. “En la mañana cuando miro el primer reporte
de cuantos guatemaltecos murieron en el día anterior a causa de la violencia es
duro. En ese momento lo que me da la fortaleza es precisamente que todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”, dijo el presidente. Prensa Libre en su
editorial del 24 de Agosto dice: “Seguramente las preocupaciones del presidente
se mantendrán por mucho tiempo, pero no hay que olvidar que quienes más padecen
a diario son los ciudadanos de a pie, que cada día salen a las calles con el
temor de que no volverán a sus hogares, ya que las estadísticas nos ubican
entre los países más violentos del mundo, con una media de 16 muertos
diarios``.
Bonita
recomendación para nuestra Guatelinda. ¡Figurar entre los 16 países más
violentos del mundo…! Yo no quisiera estar en los zapatos del presidente Molina
y entiendo su preocupación. También entiendo la frustración de la ciudadanía
que confió en la promesa de gobernar con “mano dura”, algo que se reduce a
promesas de campaña política como pudo haberlo dicho cualquier otro
candidato. No se descarta que la pobreza
pudiera ser un factor que contribuye a generar violencia
pero tampoco lo justifica del todo. El columnista también de Prensa Libre
Samuel Berberiam dice: “ Es imposible pensar que el hambre nos pueda “embrutecer”
al punto de involucrarnos en actos ilícitos y crueles. No podemos negar que muchos
pobres que conocemos son ejemplo de honorabilidad y conducta ejemplar” Agrega lo dicho por Ricardo Arjona: “ Resando
dos Padre Nuestros el asesino no revive a su muerto” Se necesita una buena dosis de justicia
social pero más que eso se necesita una verdadera transformación en la vida del
ser humano a través del poder de Jesucristo, un convertido a Cristo es un
delincuente menos.
El
nombrar a Jesucristo como el Señor de la Nación es un paso muy importante. El
Salomón de la Biblia cuando asumió el trono su primera petición fue sabiduría divina
para guiar al pueblo de Israel. En nuestro tiempo el primero en invocar a Dios en
el 2012 fue el presidente de Uganda Yowery Muserveni. “Queremos dedicarte esta
nación para que seas nuestro Dios y nos guíes. Queremos que se conozca a Uganda
como una nación que teme a Dios y cuyos cimientos están firmemente arraigados
en la justicia para que se cumpla lo que dice la biblia en el Salmo 33:12:
Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que escogió por su
heredad”. Luego el presidente municipal
de Ciudad Guadalupe en Idalgo, México invitó a Jesucristo a pasearse por su ciudad.
La alcaldesa de Monterrey Margarita Alicia Arellano Cervantes entregó las
llaves de su ciudad a Jesucristo sin importar las críticas que esto le valió de
sectores opuestos bajo el argumento de separación iglesia y estado. Días
después el presidente de Panamá Ricardo Martinelli hizo lo mismo cuando fue
ungido en una jornada de oración en un evento llamado “Unción Evangélica” y ahora el presidente de Guatemala Otto Pérez
Molina.
Todo
eso pone en claro la incapacidad humana ante circunstancias que tienen que ver
con el interior del hombre. La educación principia en casa. Es importante
seleccionar que es lo que nuestros hijos ven en televisión, a las grandes
corporaciones fabricantes de juguetes que inspiren o fomenten violencia en los
niños nada les importa. También es importante no consentir demasiado a los
hijos y concederles todos sus caprichos. Una señora me decía que el niño de ocho
años de su vecindad destruyó a patadas la televisión plasma de la sala de su
casa, sin que los padres le corrigieran, la solución fue que al día siguiente ya
los padres la habían sustituido por una mejor. ¿Qué se puede esperar de esa
cultura de violencia? La Biblia no se equivoca
en su consejo: “Instruye al niño en su camino para que cuando sea viejo
no se aparte de él” (Proverbios 22:6). Nuestro consejo a diario es a inculcar
en nuestros hijos los principios bíblicos, ungirlos cuando duermen,
encomendarlos a Dios cuando salen hacia la escuela, hoy cuando hasta en las
mismas escuelas les dan clases que contradicen los principios éticos y morales.
Recordemos que el ladrón (uno de los muchos títulos con que se le conoce a
Satanás) viene para matar y destruir pero Cristo viene para dar vida y darla en
abundancia (Juan 10:10)
También
es verdad que no todo se le puede dejar a Dios. Nuestros ancestros decían: “A
Dios orando pero con el mazo dando” Es tarea de los gobiernos garantizar la paz
y la seguridad de sus gobernados. Tanto católicos y evangélicos u otras organizaciones religiosas debemos
preocuparnos por una Guatemala mejor. La Biblia manda a orar por los gobernantes,
así que como evangélico aunque no vivo en mi país me cuento en ese ya casi 50% de
evangélicos a nivel nacional. De hecho Guatemala figura entre los países más
evangelizados de América Latina y el mundo pero aún con ello falta mucho por
hacer. Ofrezco mis oraciones para que Dios ilumine al presidente Pérez Molina y
a su equipo de gobierno para que se baje el índice de crímenes en el país. Es
una muy buena idea el promover desayunos de oración. Todos soñamos con que Guatemala
en verdad sea el País de la Eterna Primavera y no el de la eterna balacera. Recordemos:
“Un convertido a Cristo es un delincuente menos``.
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