domingo, 31 de marzo de 2013

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO Y SUS BENEFICIOS PARA LOS CREYENTES REDIMIDOS


Los cuatro evangelios relatan fehacientemente la resurrección de Cristo el primer día de la semana, lo que hoy se conoce como ``Domingo``.  La resurrección estaba profetizada en el Antiguo Testamento y fue corroborada por el mismo Cristo ya en el Nuevo.  El sepulcro fue encontrado vacío cuidado por ángeles, se lee el testimonio de las mujeres, acerca del soborno de los soldados para negar la resurrección pero lo más importante son las apariciones del Cristo resucitado.

            La resurrección de Cristo no sólo es un hecho histórico sino una realidad innegable por más que siempre se ha tratado de ocultarla. Algunos de los primeros cristianos ya solían dudar a tal grado que el mismo Pablo alerta a los creyentes de la iglesia primitiva: ``Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que duermen es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo las primicias, luego los que son de Cristo en su venida``  (1 Corintios 15:19-23).

           Los cristianos debemos tener en claro que la resurrección de Cristo es el principal bastión de nuestra fe, Pablo dice: ``Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación`` (V: 17). Es única en su significado. Algunos resucitaron como es el caso de Lázaro pero volvieron a morir, eso no sucedió ni sucederá con Cristo.  El resucitó, se apareció a sus seguidores, convivió con ellos  por unos cuarenta días y ascendió a la vista de muchos al seno del Padre para reinar eternamente. Eso lo sabe muy bien el diablo que por más que trate de desvirtuar la verdad, esta siempre prevalece. De hecho, el principal interesado en negarla es él  que desde la misma eternidad quiso estorbar los planes de Dios. Negar la resurrección de Cristo sería la peor vergüenza y el principal fracaso del cristianismo

           La resurrección de Cristo asegura nuestra resurrección. Pablo dice: ``primicia de los que duermen es hecho``. Estas eran las primeras gavillas de la cosecha que eran consagradas a Dios e implicaban la cosecha a seguir, a nosotros nos aseguran la resurrección final de todo el pueblo de Dios. La primera gavilla de la cosecha debía de ser traída al templo como una prueba de que había cosecha, debía hacerse con regocijo. ¿Quién no se alegra cuando ve realizado el fruto de su esfuerzo?  Hoy día lamentablemente muy pocos cristianos traen el primer fruto de su trabajo a la casa de Dios, ya sea al inicio de uno nuevo o como algunos fieles lo hacen al comienzo de cada año, en lo personal puedo afirmar a que quienes lo hacen les he visto ser bendecidos en todas las áreas los 365 días del año.

           Al hablar de primicias Pablo está diciendo que Cristo debía ser el primero en romper las ataduras de la tumba puesto que es él que encabeza a la iglesia.  El interés del apóstol en instruir a la iglesia se debía a que dentro de los gentiles habían filosofías materialistas que negaban la resurrección y confundían a los nuevos creyentes,  el apóstol les llama ``vanas filosofías``  No hay duda de que la resurrección de Cristo es indispensable para la vida del ser humano. Sin embargo, eso no da esperanza a nadie, independientemente de cuan  bueno se sea, a menos que se crea  en él y nos identifiquemos con su muerte y resurrección.

           Con respecto al día siempre ha habido y habrá controversia, es verdad que Constantino oficializó el domingo, pero eso no justifica que él lo haya establecido.  Ya los cristianos si bien todavía acudían a la sinagoga en sábado, se reunían el primer día de la semana (el domingo) que era el octavo día para celebrar la Santa Cena, predicar y traer sus ofrendas (1 Corintios 16:1,2; 20:7). En otras palabras, ésta era ya una práctica que se venía dando desde los inicios de la iglesia.

            Los cristianos-evangélicos no estamos atados al sábado. Entendemos que era el sétimo día en el Antiguo Testamento pero con la resurrección de Cristo (el verdadero triunfo de la fe cristiana) en el primer día de la semana (lo que después vino a llamarse domingo),  todo cambió. Muchos ejemplos podrían citarse, uno de ellos es que Juan recibió la revelación de Apocalipsis en el día del Señor, nombre con que ya se conocía el octavo día (Apocalipsis 1:10).  

           No se trata de crear polémica, simplemente entendemos como dice Pablo: ``el que hace diferencia entre día; lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día para el Señor no lo hace  (Romanos 14: 5,6).  El verso 5 es claro ``uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días``. El mismo Cristo dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre y no el hombre para el sábado, por tanto el Hijo del Hombre es Señor del sábado (Marcos 2:23-28).  Lo importante es guardar un día después de trabajar seis, puede ser incluso entre semana pero dado a que generalmente se descansa en domingo, todo se hace para el Señor.   Hoy Cristo es nuestro verdadero sábado, nuestro reposo absoluto.

No puede haber resurrección sin muerte previa, Cristo tuvo que morir para resucitar.  La muerte entró en el mundo por causa del pecado a causa de la desobediencia del hombre (V: 21).  La muerte causa temor. Eso es natural,  temer a morir es el más grande de los temores en el ser humano por tratarse de un paso desconocido.  No-obstante,  la buena noticia es que la resurrección está garantizada para todos los hombres porque en Adán todos mueren, veamos lo que dice Job: `` Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste límite de los cuales no pasará (Job 14:5).

En conclusión, en un día como éste (Domingo de Resurrección)  el Señor se levantó de la tumba, venció la muerte, garantiza con ello nuestra resurrección si es que cuando él venga ya habremos muerto y si aún estamos vivos, seremos llevados con Él en el tan ansiado arrebatamiento de la iglesia. Habremos pasado de muerte a vida.

Convincente y desafiantemente Pablo pregunta: ``Donde está oh  muerte tu aguijón, donde oh sepulcro tu victoria?`` (V:55,56).

 

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