Mientras por un lado cunde el temor general ante el desplome de las bolsas de valores en Estados Unidos y Europa, un hecho que podría ser el inicio de una segunda recesión cuando ni siquiera nos recuperamos de la que dio inició en el 2007; mientras el presidente Barack Obama en su afán de recuperar su popularidad ante la proximidad de las elecciones anuncia la creación de nuevos empleos, se anuncian noticias alentadoras en el área de inmigración.
En opinión de analistas, el gobierno aprovecha el momento en que el congreso está debilitado políticamente por haberse enfrascado por unas cuantas semanas republicanos y demócratas con respecto a la deuda nacional, que de hecho trajo consecuencias muy negativas para la economía estadounidense; ahora anuncia que reevaluará las deportaciones. Medida con la cual se busca favorecer a unos trescientos mil indocumentados en proceso de deportación.
Por mucho tiempo se ha venido diciendo y presionando al gobierno de Obama a hacer uso de su poder ejecutivo para ello, por fin como ya dijimos hace un tiempo en este mismo espacio, soplan nuevos vientos y al parecer siguen soplando. Si eso es posible existe la posibilidad de que muchas de estas personas no sólo puedan ya no ser deportadas, sino recibir un permiso de trabajo y así salir no sólo de las sombras, sino contribuir de mejor manera a la economía de Estados Unidos.
Por supuesto que quienes sean beneficiados serán quienes tengan un record limpio. Aún delitos menores serán evaluados, de esa manera se estará deportando a criminales y no como se ha estado haciendo separando familias al deportar a personas simplemente por ser sorprendidos trabajando o hasta por manejar sin licencia.
Desde Abril pasado unos 22 senadores demócratas han venido exigiendo cambios al sistema. Entre ellos el favorecer a aquellos jóvenes que no pueden acudir a las universidades por no poder pagar las altas cuotas académicas, por lo que se ha venido demandando la aprobación del DREAM ACT o una reforma migratoria integral. Es verdad que como lo especificara la secretaria de Justicia Yanet Napolitano, esta medida no resuelve ninguno de estos dos, en opinión de analistas políticos, es un paso muy positivo que podría abrir la puerta para otras iniciativas.
Y es que no es para menos, según estadísticas el actual gobierno ha deportado más de un millón de indocumentados desde comienzos del 2009. Entre ellos el mayor porcentaje ha sido gente que no hacía más que trabajar y trabajar para el sostén de sus familias. El presidente ha dicho que el gobierno comprende la frustración de la comunidad latina por las deportaciones y que se centra en los criminales pero en la práctica ha sido otra cosa. Así lo dijo Chris Newman de la Red Nacional de Organizaciones de jornaleros (NDLON) ``Hemos escuchado declaraciones elegantes anteriormente sobre los cambios en prioridades. El problema es que luego las acciones contradicen lo dicho``.
Por su parte Carl Shusterman abogado y exfiscal de inmigración dijo: ``Esto es un paso gigante en la dirección correcta. Parece que el gobierno finalmente está cambiando hacia una política más razonable``. Para otros es un acto de valentía mientras que para otros eso no es suficiente. Para Hilda Solís, secretaria de trabajo es un hecho positivo pero aún se necesita se toque el tema de los permiso de trabajo y para el congresista Luis Gutierrez es un triunfo para la comunidad latina.
Como se esperaba la ultraderecha republicana no se hace esperar. La gobernadora de Arizona Jan Brewer ha calificado la decisión del presidente como: ``una amnistía por la puerta de atrás`` y nuevamente se expresa en forma despectiva hacia los indocumentados.
Ya abundan las recomendaciones de expertos hacia los indocumentados aclarando que no es una legalización. El presidente no puede hacerlo sin la aprobación del congreso, es una reevaluación solamente de personas que están es proceso de deportación. Quienes no tengan record criminal se cancelará la deportación y como ya se dijo quienes tengan delitos menores serán analizados. Todo eso para que no se dejen engañar por notarios inescrupulosos, lo mejor es consultar con abogados de inmigración o las organizaciones reconocidas. El proceso tomará entre cinco y seis meses y en algunos casos entre tres y cinco años.
Desde nuestro punto de vista cristiano-evangélico siempre hemos abogado por una política más justa en este aspecto. Este es un país de leyes y está en todo su derecho de aplicarlas, no-obstante, Dios que está por encima de todas las cosas dice en su palabra que al extranjero, en este caso el inmigrante, se le debe de tratar con dignidad y respeto. El presidente John F. Kennedy dijo: ``Los inmigrantes son el secreto de América. Son gente amante de sus tradiciones con las cuales nos enriquecen y que no han vacilado en desafiar la exploración de nuevas fronteras``.
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