Ningún
otro acontecimiento de los muchos que registra la historia se compara con el
nacimiento del Salvador del Mundo, Jesucristo el Hijo de Dios. Es el
acontecimiento que cambió la historia, guste o no a partir de entonces se dice
antes o después de Cristo. Hace muchos años cuando yo recibía la clase de
Filosofía en la Universidad de mi país, el profesor constantemente decía “el
año tanto de nuestra era o el año tanto de la era pasada”. Un día le pregunté ¿que
quería decir con eso? Por unos instantes vaciló en responder y cuando
finalmente lo hizo me dijo: “antes o después de Jesucristo”. Desde siempre
Satanás se ha valido de todos los medios para tratar de opacar o desaparecer de
la mente humana el glorioso nombre del Hijo de Dios.
El
evangelista Lucas es quien se refiere más ampliamente al nacimiento de Cristo
en el Capítulo 1 de los versículos 26-38. José y María estaban comprometidos en
matrimonio, lo que deacuerdo a la ley judía se conocía como “el desposorio” que
tenía todas las características legales de un matrimonio. Por lo regurlar la
novia ya desposada (casada civilmente) se quedaba en casa mientras se hacian
los preparativos para la ceremonia nupcial, no obstante, el novio la
consideraba su esposa y estaba en libertad de llevarla a su casa para vivir ya
como marido y mujer. Al igual que hoy la ceremonia religiosa costituía la
bendición del matrimonio civil como lo creen la mayoría de las congregaciones
evangélicas.
La
visita del ángel Gabriel a quien en la Biblia se le conoce como el “mensajero
de Dios” tiene relación directa con el nacimiento de Juan el Bautista. Éste es
el hijo del profeta Zacarías y Elizabeth que al parecer tenía un parentezco muy
cercano con María. El mismo ángel se le había aparecido a Zacarías, de seguro
mientras hacía sacrificios en el templo para anunciarle el nacimiento de Juan por
medio de su esposa Elizabeth que al parecer era estéril (Capítulo 1:8-20).
Ahora el ángel le dice que su oración ha sido contestada, tanto Zacarías como
Elizabeth ya eran de edad avanzada.
Por su
parte, María era una joven judía que al igual que otras señoritas se cuidaban
piadosamente para Dios. La profecía
decía que el Mesías Redentor nacería de una virgen por lo que las jóvenes como
ella vivían a la espectativa de quien podría tener la dicha de ser la madre del
Salvador del mundo. Como cualquier otra de seguro se dedicaba a sus labores
domésticas cuando se presenta frente a ella un personaje fuera de lo común con
las palabras “¡Salve muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las
mujeres” (V: 28). La traducción de María es “Miriam” que significa
“exaltada”. En los versículos siguientes
el ángel le explica la razón de su visita. Ha hallado gracia en los ojos de
Dios, concebirá en su vientre nada menos que al Hijo de Dios quien sera llamado
Hijo del Altísimo (V:32).
La
reacción de María no se hizo esperar. “¿Cómo podrá ser esto?” pues no conozco
varón.” La respuesta del ángel fue que el ser que vendría sería por obra y
gracia del Espíritu Santo. Le dice que también Elizabeth su parienta tendría un
hijo, que ya estaba en el sexto mes, a pesar de su vejéz porque nada hay
imposible para Dios (V: 34-37). Con respecto al nacimiento del Mesías prometido
ya se había anticipado que su reino sería eterno (Salmo 45:6; Daniel 7:27), una
referencia a a la exaltación, eminencia y autoridad de Cristo (Hebreos 1:8). Maria
como todo hija de Dios responde obedientemente: “He aquí la sierva del Señor,
hágase conforme a tu palabra” (V: 38). En lo conscerniente a Juan que también
su nacimiento sería un hecho milagroso ante la esterlidad de Elizabeth, su
existencia sería relevante como el precursor, que habría de preparar el camino
para el advenimiento del “Cordero de Dios” como más tarde lo presentaría en el
Rio Jordán antes de bautizarlo. Más adelante María dice: “Engrandece mi alma al
Señor; y me espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (V:46). Con esto María déjà
en claro que ella también al igual que todos los mortales necesitó de la
salvación como todo pecador.
Al hablar
de la obediencia de María, cabe resaltar que al salir embarazada sin antes
conocer varón se exponía a la verguenza, el repudio y hasta la muerte apedreada
por considerarse un acto de adulterio. Sin embargo, dice: “hágase conforme a tu
palabra”. Dios que tiene el control de todas las cosas también no puede ignorar
a José quien secretamente pensaba dejarla, el ángel también le dijo que lo que
en ella había engendrado era obra del Espíritu Santo (Mateo 1:20). En el
momento preciso nació el niño en el pesebre de Belen, Herodes celoso del
surgimiento de otro rey ordena matar a todo los niños. El ángel pone en sobre
aviso a José quien emigra con María y el niño a Egipto para poner a salvo su
vida (Mateo 2:13). Ahora el propio Hijo de Dios se convertía en inmigrante como
mucjos hoy día y a traves de la historia.
Con el
nacimiento de Cristo se cumplía lo que el pueblo de Israel tanto había
esperado. Dios para manifestar su garandeza, su poder infinito y su amor por el
hombre hace cosas díficiles de entender a la mente humana. Él puede usar
nuestras vidas con cosas fuera de lo común con tal de llevar el mensaje de
salvación a los pecadores, todo depende de que tan comprometidos estemos con
nuestra fe. La devoción a él debe de estar por encima de nuestra reputación, a
María no le importaba ya su inminente divorcio y ser expuesta a la verguenza
pública. Sin embargo, Dios no averguenza a sus hijos, mientras Satanás (el
ladrón) mata roba y destruye, Cristo da vida y vida en abundancia (Juan 10:10).
Ya el ángel le había dicho “Bendita entre las mujeres”.
Desafortunadamente,
la navidad cada año pierde sentido. Cada vez está siendo más comercializada. Al
igual que el mesonero de Belén, los hombres están más ocupados en lo material
que lo espiritual. La pobreza cada vez se incrementa más aún países
desarrollados como Estados Unidos en donde al pie de los rascacielos,
prestigiosas calles y hasta oficinas de govierno ya es imposible caminar
libremente. Todo por el inmenso temor de atropellar a desamparados durmiendo a
toda hora y otros donde les entra la noche, más aún en épocas frías como ésta
que también nos recuerda la primera navidad en Belén.
La
Navidad es una época para reflexionar sobre la imensidad del amor de Dios.
Cuanto más solidario se sea con el necesitado se está
contribuyendo a dignificar al ser humano. Más cuando con el inmigrante que déja
su lugar de origen en busca de mejores oportunidades o para salvaguardar su
vida. Muchos de ellos se exponen a serios peligros y hasta mueren en su odisea
de alcanzar sus sueños de una vida mejor. Inmigrantes los hay en todo el mundo.
No solo a países desarrollados como Estados Unidos y Canadá en el norte de
América. En Europa países como España, Inglaterra, Alemania y Polonia dependen
mucho de la inmigración para fortalecer sus economías. Aún países
subdesarrollados en América latina son receptores de inmigrantes porque la
necesidad de sobrevivencia supera todas las barreras.
Por
tanto, solamente mediante un real encuentro con el Cristo Redentor los hombres
podrán entender el significado de la verdadera navidad. Cuando aprendamos darle
el primer lugar a Dios en todo y a compartir su amor con los más necesitados. Cuando se entienda el gran amor de Dios que
envió a su Hijo al mundo para que todos los que en él crean tengan vida eterna
(Juan 3:16). Cuando dice “al mundo” ahí incluye, naciones, pueblos, razas y
lenguas sin ninguna distinción.
¡Que la
bendición del niño Jesús sea sobre todos y en todos en esta navidad….!
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