sábado, 31 de marzo de 2012

REFLEXIONANDO SOBRE EL SACRIFICIO DE CRISTO A LA LUZ DE ISAÍAS 53: 1-3

Se dice que Isaías es el profeta evangelístico del Antiguo Testamento. Ningún otro visualiza tan claro proféticamente la trascendencia y el alcance del sacrificio vicario de Cristo unos ochocientos años antes de su existencia física. En los tres primeros versículos del capítulo 53 el profeta deja ver la incredulidad del hombre, la condición de Cristo en la cruz y la reacción natural del ser humano.

LA PREGUNTA DEL PROFETA
``¿Quién ha creído a nuestro anuncio?`` El profeta muestra la indiferencia de la gente y podríamos decir ``la indiferencia de todos los tiempos``. La misma que sintieron los patriarcas, los profetas, los apóstoles de la iglesia primitiva y la que sentimos hoy día al ver al mundo envuelto en sus quehaceres y dejando de un lado el sacrificio del Hijo de Dios a favor de la salvación de sus almas. Ya con anterioridad había dicho: ``Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí; no quisieron andar en los caminos de Jehová ni oyeron su ley`` (Isaías 29:13; 42:24).

Isaías estaba consciente de que él no predicaba de su propia cuenta, por el contrario anunciaba el mensaje que recibía de arriba. Era la manera en que los profetas tenían en claro su deber de anunciar o proclamar lo que recibían de Dios, siempre usaban expresiones como ``Vino a mi palabra de Jehová`` o algo parecido, lo mismo que dice Pablo en el Nuevo Testamento: ``Mas os hago saber hermanos que el evangelio que yo os anuncio no es según el hombre, ni aprendido de hombre, sino que es por revelación de Jesucristo`` (Gálatas 1: 11,2).

Otra de las interrogantes del verso uno es: ``¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová ?`` Hablar ``del brazo de Jehová`` es hablar de su poder, de salvación y liberación sobre los oprimidos, los endemoniados, los desesperados, los pecadores, los pobres de todos aquellos que ponen su mirada en Dios y por ello sus vidas serán realizadas.

SIN ATRATIVO PARA DESEARLE
Ya decía que Isaías se refiere a un acontecimiento que sucedería ocho siglos después aunque la terminología que usa es más en tiempo pasado, es fácil deducir que es algo que ya había sido realizado en la mente de Dios desde la eternidad. El verso 2 dice: ``Subirá cual renuevo delante de él``. Es como si habla del retoño de un árbol seco que reverdece. ¿Qué atractivo puede verse en un árbol seco o en raíz de tierra seca? Sin embargo, ese árbol seco reverdece y se levanta de un pueblo destruido para traer esperanza como el valle de los huesos secos (Ezequiel 37:10). El profeta Ezequiel contempla un valle inmenso lleno de huesos secos en donde no había ni el más mínimo espíritu de vida, Dios le restauraría físicamente, le daría aliento de vida y sería un pueblo sumamente grande. Ahora con el sacrificio de Cristo el lugar seco se convertirá en estanque y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos`` (Isaías 35:7), en otras palabras, la muerte espiritual a causa del pecado en el hombre se convertiría en manantiales de vida.

``No hay parecer en él, ni hermosura`` Desde su nacimiento vemos a un Jesús nacer de la forma más humilde, ni siquiera en el Mesón de Belén hubo un lugar para él y tuvo que nacer en un establo en medio de mulas y bueyes. Toda su vida la vivió junto a José, su padre adoptivo trabajando en el banco de carpintería. Sus acompañantes eran hombres sencillos, pescadores como Pedro; publicanos como Mateo; su entrada triunfal fue sobre un asno; nunca hizo alarde de ropas lujosas, toda su vida ministerial fue itinerante, en otras palabras, su vida no fue de protocolos aunque se los merecía siendo el Rey de reyes y Señor de señores. Quienes le abrían su corazón encontraban en él lo que ningún otro les podía brindar, el mismo Pedro tuvo que decir ``Señor, ¿a quién iremos? Si sólo tú tienes palabras de vida eterna? (Juan 6:68). Isaías no puede callar la incredulidad, la falta de interés en alguien que sólo venía para hacer el bien y morir por la humanidad.

DESPRECIADO Y DESECHADO
Jesús sufrió el desprecio desde su nacimiento y durante sus tres años y medio de ministerio. A tal extremo que cuando estaba frente a Pilato sus enemigos prefirieron a Barrabás, un criminal despiadado, Lucas dice que fue contado entre los inicuos (22:37). Al igual que Isaías, David lo dijo unos quinientos años antes: ``Horadaron mis manos y mis pies`` (Salmo 22: 16). Más adelante leemos: ``El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé. Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre`` (Salmo 69: 20, 21), es a lo que Isaías llama: ``Varón de dolores y experimentado en quebranto``.

Dice el verso 3: ``Y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no le estimamos``. Esa es la parte más triste de los primeros tres versículos del capítulo 53 de Isaías. El sufrimiento de Cristo fue tan grande que la gente prefería no verlo hasta el mismo Padre Eterno, es por eso que el Señor en la cruz tuvo que decir: ``Padre mío, ¿Por qué me ha desamparado?`` Aunque la mayoría de los teólogos coinciden en que el Padre quitó la mirada de él porque de esa manera Jesús cargaba con todo el pecado del mundo, también lo dicho por el profeta tiene relevancia porque ¿Quién de nosotros pudiera ver a un Cristo cargando la pesada cruz, siendo azotado cruelmente, con una corona de espinas en su cabeza, siendo escupido, abofeteado, herido en el costado, totalmente desfigurado sin experimentar ningún tipo de reacción emocional?

TODO POR AMOR
Cuando se habla del amor de Dios se habla del amor sacrificial. El amor en su concepto más amplio se divide en tres:
1. Eros o amor físico que estimula los sentidos y las pasiones naturales, de ahí el término erotismo o amor erótico, amor sensual.
2. Filial o fraternal que tiene que ver con las relaciones humanas, es limitado porque tiene que ver con el ser correspondido. Cristo dijo de ello: ``Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman los que los aman`` (Lucas 6:32).
3. Ágape, el amor perfecto, el que no tiene comparación porque emana del propio corazón de Dios. Abarca todo nuestro ser, es decir: nuestra mente, emociones, sentimientos y pensamiento. Es libre de egoísmo, es con el cual Dios se personificó en Cristo, es con el que nos amó en la cruz entregándose a sí mismo por nosotros, es lo que dice el texto de oro de la Biblia: ``Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna`` (Juan 3:16).

En estos días en que el calendario marca la Semana Santa es una buena oportunidad para reflexionar en la inmensidad del amor de Dios en la persona de Jesucristo y entregarle su vida a Él, si tú no lo has hecho no esperes más. ¿Qué más podemos pedir de Dios que Él no haya hecho por nosotros?

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