Mientras en Chile celebraban desde el presidente hasta el más humilde ciudadano la sorpresa de que 33 mineros se encuentran con vida a 700 metros de profundidad después de 17 días de quedar atrapados en una mina, éramos sacudidos con la noticia del encuentro de 72 cadáveres de inmigrantes indocumentados en un rancho de San Fernando Tamaulipas, México frontera con Texas. Se trata de 58 hombres y 14 mujeres incluyendo un menor de edad que al parecer su meta era Estados Unidos.
De acuerdo a las autoridades hay salvadoreños, hondureños, brasileiros y ecuatorianos, hasta el viernes las noticias reportaban cuatro guatemaltecos. Una persona sobrevivió a la matanza, herido caminó 22 kilómetros y así logró llegar a un puesto de policía y reportó el hecho. Cuando las autoridades llegaban al lugar fueron recibidos a balazos, al igual que un avión y dos helicópteros que los auxiliaban. Al parecer las víctimas fueron secuestradas y sus captores estaban extorsionando a sus familiares con altas sumas de dinero y ahora se dice que también les exigían enrollarse en actividades delictivas y que al resistirse fueron asesinados a sangre fría.
Por ahí mismo el 7 de junio fueron extraídos 55 cadáveres de una fosa común y ya se dice que son muchos miles de personas que han desaparecido a su paso por México, lo que deja ver el extremo deshumanizante a que se ha llegado en el último tiempo. Ver esos 72 cadáveres uno tras otro en la televisión, es algo que eriza hasta los huesos. En cuanto a los mineros, días después la televisión ha estado mostrando imágenes que gracias a Dios y a la tecnología, una cámara pudo ser conducida hasta donde ellos se encuentran, el verlos muy optimistas trae tranquilidad a todos especialmente a sus familiares que suman unos 400 orando y esperando alrededor de la mina por el milagro que ya ha comenzado.
Vivimos una época en que ya los periódicos, noticieros y telenoticieros no hablan más que de violencia, muertes, asaltos, violaciones, extorciones etc. Recientemente recibí un correo electrónico de mi país en donde alguien elaboró una lista que contiene 50 medidas de precaución cuando se tiene que salir a la calle llamado Manual de seguridad debido a la ola de asaltos, secuestros, robos de carros etc. Todo esto refleja el grado de sicosis que la gente está viviendo y ante esto surge la pregunta: ¿Hacia a dónde nos dirigimos?
Moisés a quien se atribuyen los cinco libros del Pentateuco, escribe el libro de Deuteronomio conocido como el libro de la ``repetición`` porque es un recordatorio al pueblo de lo dicho en los cuatro anteriores. En el capítulo 28 encontramos las bendiciones acerca de la obediencia y las consecuencias de la desobediencia que es en donde quiero enfocarme en esta ocasión: ``pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar, maldito el fruto de tu vientre, el fruto de la tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás tú en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella`` (V:15-21)
Oír la voz de Dios no es una opción. El verso 15 advierte que el no oír los mandamientos de Dios y sus estatutos traerá consecuencias terribles, vendrán maldiciones que no podrán ser evitadas pero también la misma palabra nos dice que los mandamientos de Dios no son gravosos, el escuchar la voz de Dios trae múltiples beneficios, solamente los pecadores no oyen su voz.
Se dice que hay un escrito de advertencias en la pared de cada pecador que invita al arrepentimiento. Ese escrito está grabado donde los ojos del pecador lo verán algún día, una cosa es verdad: tarde o temprano todo hombre y mujer se enfrentará al juicio de Dios.
Se cuenta de una oveja que siempre desoía a su pastor y se descarriaba con mucha frecuencia. Por fin el pastor se vio obligado a tomar medidas fuertes para que ésta aprendiera a obedecer. Un día fue a buscarla y al encontrarla le pegó en una de sus piernas con tanta fuerza hasta dejarla perniquebrada. Tiernamente la recoge, la lleva al redil y le dio la atención médica requerida. Por muchos días le dio de comer, la acariciaba y la trataba con mucho cariño. La oveja pudo andar aunque cojeaba pero no volvió a extraviarse. Ahora andaba cerca de su pastor y le obedecía en todo lo que él le indicaba.
Yo se que hablar de maldición suena fuerte. Tampoco son palabras que vienen de mí, proceden de la Biblia, la Palabra de Dios. Sin embargo, cuando vemos la historia del pueblo a quienes está dirigida esta advertencia, Israel que siempre fue duro de cerviz a pesar de tantas bendiciones que recibió de parte de Dios, los cuidó en Egipto por más de cuatro siglos hasta sacarlos milagrosamente por medio de Moisés. La ropa y su calzado nunca envejecieron por cuarenta años, tampoco les faltó el alimento, de día una nube les hacía sombra y de noche la columna de fuego les iluminaba, yo digo sin lugar a dudas que estas maldiciones fueron justificadas provenientes del Soberano Dios. ¿Y qué decir ya en el Nuevo Testamento de la respuesta que le dieron a Poncio Pilatos cuando éste les pregunta: ¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás que es ladrón o a Jesús que es el Cristo? Y ellos prefirieron a uno de los peores criminales que al Hijo de Dios (Mateo 27:21). Aquí Dios les está advirtiendo de maldiciones rurales y urbanas que les habrán de venir si no cambian de dirección y más aún sus efectos no tendrán límite de tiempo.
Cuando pienso en esa masacre en San Antonio Tamaulipas y en esos 55 cadáveres extraídos de una fosa común, me pregunto: ¿Cuántos otros habrán muerto o estarán muriendo en condiciones indescriptibles sin que salgan a la luz pública como los muchos miles de que se ya se habla? Sin embargo, me alegra saber que dentro de los mineros chilenos atrapados por la mina haya un evangélico que da gloria a Dios y su testimonio puede hacer la diferencia, tampoco dudo de que entre los masacrados haya habido gente creyente que murió quizá orando por sus verdugos.
¿Y qué decir del célebre 11 de Septiembre del 2001 con la noticia que cambió el estilo de vida de Estados Unidos y el mundo? ¿Cómo estas personas pudieron hacer semejante cosa y en nombre de su Dios? También pienso que muchos de los que ahí murieron habían preparado sus almas y están con Cristo. Hace pocos años adolescentes ingresaron armas a las escuelas y dispararon a sangre fría sobre maestros y varios de sus propios compañeros. El punto de nuevo es: hasta donde ha llegado el deterioro de nuestra sociedad.
La maldición más fuerte la encontramos en los versos 20 y 21. El pueblo caería en un estado de frustración en que perderían la noción hasta ser consumidos. ¿Acaso no hemos visto personas así? Yo las he visto, viven estados en que por más que se ore o se interceda y entre más se haga por ellos, su corazón se endurece más porque tienen cauterizada su conciencia. Hay personas que hasta lo que tocan y hacen no es nada provechoso, viven su vida física pero espiritualmente están totalmente muertas.
Pienso que todos en alguna ocasión nos hemos confundido y tomado vías equivocadas por ejemplo: manejar nuestro vehículo en dirección contraria y que sólo el sonar de las bocinas de los otros conductores advirtiéndonos del inminente peligro nos ha hecho reaccionar. Yo lo he vivido. La angustia que se siente no es para menos y en ese momento quisiéramos salir inmediatamente o dar un giro de 180 grados pero a veces las condiciones no lo permiten, intentar hacerlo puede causar una tragedia de enormes proporciones. No-obstante el deseo de cambiar de dirección es fuerte como fuerte es la situación en que nos hemos enrolado, eso es justo lo que Dios demanda del hombre hoy día al igual que lo hiciera con el pueblo de Israel, cambiar de rumbo.
Es hora de tomar la dirección correcta. Tener un plan de rescate a favor de todos aquellos que se niegan a oír la voz de Dios porque Satanás no pierde tiempo. Me alegra leer que a una de nuestras iglesias le han puesto el nombre: ``Unidos al rescate``. Hoy nuestro llamado es a arrebatar las almas de las garras del diablo y traerlas a la luz del evangelio.
Ahora mismo hay una cadena de oración las 24 horas a favor de los mineros en Chile pero también es necesario incluir a las familias de los 72 masacrados para que sean fortalecidos y para que el evangelio siga impactando en los corazones y más vidas sean cambiadas. Esa es mi oración, por los familiares de las víctimas de quienes el sueño americano terminó en tan dramática situación, que los mineros de Chile sean pronto rescatados y que quienes matan y asesinan ya no ignoren la voz de Dios. ¡Un creyente más es un pecador menos!
domingo, 29 de agosto de 2010
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